Una
imagen vale más…?
El regodeo… la
vanidad del hombre…
Una
fotografía…trofeo de un momento…
su valor, único valor, el hecho en sí mismo, el de haber sido parte de la escena, presente o ausente, valor de documento a exhibirse.
su valor, único valor, el hecho en sí mismo, el de haber sido parte de la escena, presente o ausente, valor de documento a exhibirse.
La posesión de
éste le acredita en su estatus social, le da poder ante sus pares, le da
sentido a su existencia, le da poder en su acceso, en su proximidad, ya fuera
que tomara la instantánea, o fuera tomado junto a ella.
Yo estuve ahí
dice la imagen mostrada…
¿Quién lo hubiera
creído, si no tuviera este registro?
¿Cuántas veces
pensó la situación?
¿Cuántas veces
imaginó la escena y la oportunidad en que aprovecharía para tomar la imagen?
¿Cuántas veces se
planteó, en aquel lugar, la acción ante el descuido de su objetivo?
Allí estaba,
tenía la oportunidad que tantas veces había soñado…
Cuando creyó no
ser visto…, ahora, dijo y disparó… disparó la cámara de su celular.
Ya tenía su
mercancía…
Se dio por
satisfecho… tenía lo que le interesaba… una fotografía…
¡Una fotografía
de la Gioconda!
¿Un símbolo?
El cuidador no
reaccionó, parecía estar hipnotizado, aunque vio lo ocurrido.
Quizás fuera
inconsciente de lo que se pretendía… robarle su aura.
Triste vanidad…
la del hombre…
Se perdió el aura
de la obra de arte, en el “aquí y ahora” de su presencia, según Benjamin, se
sustituyó por la copia de su imagen.
Hoy es el
espectador el que se contempla a sí mismo en el “aquí y ahora” de su posesión,
aunque sea solo por un instante.
La Gioconda sigue
en el museo…